José Luis Rodríguez Zapatero llegó a La Moncloa en plena conmoción social por los atentados del 11-M. La teoría de la conspiración, a la que el PP dio pábulo implícitamente, ha sido uno de los factores de desgaste político más recurrentes de la legislatura, que llegó a su fin poco después de que la Justicia desterrara cualquier implicación de ETA en la masacre.
No obstante, el hecho sobre el que ha orbitado su primera legislatura como presidente del Gobierno ha sido el establecimiento de diálogo con ETA y la posterior ruptura, precipitada por el atentado en el aeropuerto de Barajas. La férrea oposición que el PP ha mantenido ante la supuesta “rendición” política derivada de estos contactos ha llevado a Zapatero a asegurar que, en caso de resultar reelegido, no tenderá de nuevo la mano a ETA.
El proceso de reformas estatutarias ha sido otra de las piedras de toque del Ejecutivo de Zapatero, especialmente el acometido en Cataluña, sobre cuyo Estatut todavía tiene que pronunciarse el Tribunal Constitucional. No es descartable que al PSOE le pase factura el desencuentro que, a cuenta precisamente del Estatut, protagonizó con ERC, su socio en el Gobierno catalán. Los republicanos catalanistas, que votaron en contra de la reforma estatutaria, decidieron también distanciarse como socio político del PSOE en el Parlamento nacional, lo que hizo necesaria la búsqueda de nuevos apoyos.
Tras implantar la educación para la ciudadanía y promover leyes como la del matrimonio homosexual que han soliviantado a la jerarquía eclesiástica, la oferta programática del PSOE en estas elecciones tiene un corte más centrista cuyo rostro visible es el de José Bono, que vuelve a la política activa. La última polémica sobre el aborto ha traído la prudencia en un asunto sobre el que los socialistas prometen abrir “un proceso de reflexión”.
Pese a los duros ataques de algunos cardenales, el PSOE ha optado por enfriar la polémica con el clero, al menos hasta que pasen las elecciones. En caso de victoria, la agenda política de Zapatero no contempla revisar las relaciones Iglesia-Estado.